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Sigue Adelante, aunque tiembles…

Hace unos días ya, fui invitado a compartir con el proyecto del adulto mayor de la Fundación MANA. Yo debía dar una pequeña charla a estos señores y me pregunté qué podría enseñarles un jovencito como yo. La experiencia de ese día fue maravillosa, porque aunque pude compartir alguna lección, yo mismo recibí más de una, y de una de esas lecciones quiero compartir en esta entrega de Vivir la Excelencia.

Como decía mi mamá.

344143-The-Andes-across-the-Jama-Pass--Los-Andes-por-el-paso-de-Jama-0 Ahora imagina, querido lector o lectora, esta escena: En medio de mi disertación, y para hacerla más amena, comienzo a preguntar a los señores sobre sus experiencias. Ellos comienzan a abrirse, ya no me ven como un chiquillo extraño, sino como alguien que desea aprender (¡y vaya que lo deseaba!) y algunos de ellos me cuentan en breves palabras cómo han tenido que enfrentar sus temores, aprovechar las oportunidades o fabricarlas si era necesario. Entre ellos hay uno, con unos sesenta y ocho años, que me informa que muchas de las cosas que aprendió en la vida, las aprendió observando y probando, porque Dios le dio la capacidad de ver y aprender. Y entonces me dice:

“Un día llegaron unos ingenieros a la fábrica donde yo trabajaba a buscar a alguien que embobinara motores. Yo había aprendido a hacerlo y tenía mi esposa embarazada, necesitaba alguna entrada de dinero más fuerte y ellos la ofrecían. De la fábrica nadie se animó, pero por instancias de unos amigos yo me acerqué a uno de los ingenieros y le dije que yo podía ir con ellos, pero no de inmediato, sino en tal fecha (que era cuando comenzaban mis vacaciones). El día señalado llegué a mi nuevo trabajo y vi una cantidad bastante grande de motores con los cuales trabajar. Al principio pensé que era demasiado, pero entonces recordé lo que decía mi mamá: ‘Tiemblas esqueleto, pero adelante’. Así que puse manos a la obra y en poco tiempo estaba terminando con esa tarea. No regresé a mi antiguo empleo. Y cuando mi labor era poca, me pegaba a los ingenieros y otros empleados de mi nuevo trabajo, para hacer rutas donde ellos atendían otro tipo de maquinaria, la cual también aprendí a trabajar yo. ¡Imagínese que por temor no hubiese aceptado probar en el nuevo trabajo – me dijo terminando su historia –, cómo hubiera sostenido a mi familia que estaba creciendo!”

Aunque tiembles.

everest ¡Vaya historia! La lección que aprendí fue mucho más valiosa de lo que pude haber imaginado. “Tiemblas esqueleto, pero ¡adelante!” Sí, a menudo sentimos miedo de emprender el camino de nuestros sueños, porque parecen descabellados, porque nadie los comprende y nos miran como a bichos raros. Mas ¿qué importa? Es mejor avanzar, aunque temblando, que quedarse de brazos cruzados sin hacer nada en la vida y morir enojados porque otros (los locos que se atrevieron a soñar) vieron mejor fortuna.

¿Ahora qué vamos a hacer nosotros? ¿Seguiremos adelante, aunque a veces las nubes grises de la adversidad nos hagan temblar? Recuerda que tú y yo tenemos el privilegio de soñar y seguir nuestros sueños, no permitas que nadie ni nada te impida alcanzar tu máximo potencial. Sigue adelante y a Vivir la Excelencia.

Abrazado Tenazmente al Ideal.

beethoven2 La reflexión que quiero presentar este día me “llegó” volando en el viento, mientras un vecino tocaba en una flauta un fragmento de la novena sinfonía de Beethoven. En ese momento pensé: “¿Qué hizo posible que el maestro Beethoven siguiera componiendo música, aun en medio de su sordera?”.

Creo que hay una palabra que responde muy bien a esta pregunta. De hecho, al revisarla, no en el baúl coloquial de los recuerdos, sino en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, saltan a la vista las cualidades que una persona de excelencia debe poseer y que bien pueden expresarse en esa sola palabra. De allí que para responder a la pregunta hecha en el párrafo anterior deba responder que Beethoven era tenaz, por eso nunca dejó de componer música.

La definición de TENAZ:

Así que, es esa palabra (Tenaz) la que expresa bien lo que todos los hombres y mujeres de excelencia de la historia, han considerado como su estilo de vida. Por ello vamos a ver las tres connotaciones de esta palabra según la RAE:

1. Que se pega, ase o prende a una cosa, y es dificultoso de separar. Sencillamente eso. El hombre y la mujer de excelencia tienen un sueño y se prenden tanto a él que es dificultoso persuadirlos de la locura que cometen. Porque para nosotros puede ser una locura, como la de asegurar que la Tierra giraba alrededor del Sol; como la de seguir componiendo música, aunque no se oiga lo que se compone; como la de intentar miles de veces hacer un bombillo o una batería; como la de enfrentar los prejuicios sexuales, racial, sociales, etc. Pero, ¿dónde estaríamos hoy si no fuese por esos locos que se pegaron, se asieron, se prendieron a su sueño?

2. Que opone mucha resistencia a romperse o deformarse. Porque perseguir un ideal no garantiza viento a favor. Es más, por el mismo hecho de tener un sueño, la verdad es que enfrentaremos oposición, pues hay quienes creen que fijarse un horizonte es algo así como una afrenta para su cómodo estilo de vida. Pero el ser excelente no se rompe, ni se deforma al primer indicio de tormenta.

3. Firme, porfiado y pertinaz en un propósito. Es decir, una vez que la mujer o el hombre excelente fija el curso, con la vista puesta en el horizonte donde se encuentra su propósito, se mantiene firmemente avanzando hacia él. Su resolución es duradera, tanto que el ser de excelencia puede ser tachado de terco y obstinado, tal sólo porque a otros les parece que tender a la altura no está bien.

Encarnando la tenacidad.

Pero el espectro de significado de esa palabra,Fotolia_1292716_S tenaz, es sólo un concepto si no lo encarnamos en nuestra vida. La tenacidad debe acompañarnos, especialmente cuando el anhelo de nuestro corazón no parece tan razonable para otros. Y te sorprendería lo que no es razonable para muchas personas. Hay quienes creen que desear ser el mejor profesional no es razonable, o que ser el mejor estudiante es ridículo, o intentar ser el mejor padre o esposo es sólo una pérdida de tiempo. Hay quienes creen que cuidar de la salud es ser aburridos, y así podríamos ampliar la lista; pero, cuando tendemos hacia la excelencia y permitimos que nuestra vida sea guiada por principios elevadores, entonces nuestros ojos se abren para poner en perspectiva lo que en verdad importa y, como decía Goethe: “Lo que importa más no debe estar a merced de lo que importa menos”.

logo_vivirlaexcelencia Y quién sabe, tal vez nuestra tenacidad haga que andando el tiempo, alguien nos recuerde mientras toca alguna melodía nuestra, o mientras lee alguna de nuestras líneas, o mientras alguien cuenta alguna anécdota de lo que nuestra vida logró.

¡Hasta la próxima entrega de Vivir la Excelencia y a persistir en nuestros ideales con tenacidad!